Ya no existe el valor de uso

Ya no existe el valor de usoHay tantas mercancías (entre ellas eso que llaman "arte", el "arte" de los museos, de las galerías, de las exposiciones, arte muerto) que no cubren ya ninguna necesidad humana. La mercancía se ha independizado. La economía, no como sistema productivo, sino como sistema alienante, se ha impuesto.El papel de la organización revolucionaria consiste en destruir el sistema económico. Y ese papel no existe en las urnas ni en la burocracia, ni en ninguna organización ni vanguardia, sino en los brazos, en el juego, en la libertad, en todos nosotros.


Arte

El amor es el gusto por la prostitución, no existiendo placer elevado que no pueda conducir a ella.
¿Qué es el arte? Prostitución
Baudelarie: "Cohetes"

Que no te engañen

NO PARTICIPEMOS EN NIGUNA FARSA ELECTORAL

¡ABSTENCIÓN!

viernes, 29 de julio de 2011


Para hipocresía esta es una de las mejores. Y el otrora nazi y ahora señor Papa, es decir, mandamás de la Iglesia católica, o sea, que a los gobernantes del estado español se les arruga el pantalón, va a llegar a los madriles al frente de miles y miles de jóvenes y menos jóvenes, viejas, viejos, obispos, curas, pedigüeños, lameculos, políticos, políticamente correctos (o sea, gilipollas)...
Y le han quitado el crucifijo al cristo este de ahí arriba, o sea, que le han quitado la foto al teatro este de ahí arriba. Y saben, el Papa no puede ver estas indecencias.
Blanca Portillo se ha acojonado y ha cedido ante las presiones de los hipócritas y ha retirado esta fotografía del Festival del Teatro Clásico de Mérida. El actor es Asier Etxeandia que representaba a la figura de Cristo.
Señor Ratzinger, que fue usted un nazi y luego un censor, o sea, 
perseguidor de la 
libertad de expresión... 
Yo no le acojo. Ni de coña. 
Es más, me voy de los madriles 
cuando usted y sus huestes 
vengan aquí.

miércoles, 27 de julio de 2011

Novela negra, dicen

 

Mi amigo y ortónimo Enrique es aficionado a la novela negra, piensa que los escritores de novela negra son sociólogos, describen e interpretan la realidad social. Escriben de cómo están constituidos los grupos sociales, los clanes mafiosos, es decir, los clanes políticos, banqueros, ladrilleros, especuladores, traficantes de drogas..., por un lado y, por otro, los demás, explotados, imbéciles, gilipollas, votantes, carteristas (esos que en el metro de Barcelona les están haciendo la vida imposible, pienso que por qué esos "ciudadanos-policías" no vigilan, persiguen, detienen..., a los especuladores que viven de las hipotecas de los demás... ¿por qué?), proferores de enseñanzas primarias y secundarias (puesto que de las enseñanzas universitarias tendríamos que hablar de feudalismo), barrenderos, médicos asalariados, vendedores de mentiras (quiosqueros), etc. De todos esos escriben los nuevos sociólogos, es decir, los escritores de novela negra. 
Todo esto viene a cuento porque mi amigo y ortónimo Enrique me ha hablado de lo insuflible que es leer la novela de la noruega Anne Holt, Crepúsculo en Oslo. Es tan insufrible, me diece, que él no la ha podido terminar. Es más, ha leído casi toda la historia pero a punto de "descubrir" al asesino (o asesina, como todo apunta), la ha dejado, "me importa una mierda la historia que están contando", me dice. Y continúa, "es absolutamente imposible leer las relaciones entre Inger Johanne Vik y su marido Yngvar Stubo. Las ñoñadas que se imagina la sabia investigadora, otrora miembro del FBI, "la policía más perfecta del mundo", dice la autora. Es insufrible". Yo, que entiendo lo que mi ortónimo quiere decir, lo traducco: es una puta mierda de historia nada creíble, salvo los toques del xenófobo de Yngvar, eso si se lo cree, porque el policía demuestra serlo, al menos en sus dichos. Noruega, de rabiosa y desgraciada actualidad, es tan xenófoba que nos engañan (los medios de (des)comunicación, esos que engañan siempre), que creía estar libre de invasiones hasta que éstas han sido tan sustanciosas que los nazis noruegos han atacado, y de la única manera que los nazis saben, matando.
Mi amigo y ortónimo Enrique está leyendo una magnífica novela de Ruy Câmara titulada Cantos de otoño, una biografía novelada de Isidore Ducasse, en la que el autor hace decir, posiblemente real, al conde de Lautréamont algo en contra de las novelas de intriga (entre las que podemos incluir a las negras, esas que ahora, dicen, están experimentando un boom): "prefiero el brillo de las palabras a una acción bien trabada y construida. Son las palabras las que alimentan una expectativa lingüística, mientras que la acción encadenada sólo aplaza lo que inevitablemente será revelado". ¡Magnífico Ducasse! ¡Certero Câmara! Una acción que aplaza algo cantado, aunque no se sepa, que esconde la baja literatura. Cierto es que hay escritores de novela negra que lo hacen muy bien, aquellos que no esconden su calidad literaria en la intriga, aun manteniéndola (pienso ahora en Oscar Urra, Alejandro M. Gallo, algunas obras de Juan Madrid, por poner unos pocos ejemplos... ¿hay más?, claro, sin hablar de los extranjeros, entre los que no incluyo a Anne Holt, ni a Stieg Larsson, por poner dos ejemplos nada más).
Dicen que la novela negra está atravesando un boom. ¿Qué quieren decir con ello? ¿Qué venden más? quitando a Larsson que con una campaña publicitaria extraordinaria le han leído un montón, gente que antes no había leído la novela negra y lectores de novela negra que, por lo general, no les ha gustado (reconozco mi deuda con Oscar Urra en estas palabras). Lo demás nada de nada, alguna sombra por aquí y por allí, pero nada más. De boom en el sentido de ventas, nada de nada, por más que se empeñen en sacar listas, y listas, y listas. Y más listas, las grandes compañías. Nada. No venden. Es más, las librerías de género (negro, de intriga, policíaco, etc.) que están en quiebra total, andan intentando crear clubs de seguidores para salvar lo insalvable, cuando en realidad no los hay, a pesar de clubs de lectura, mejillones, días, semanas, meses o años negros... No hay boom, es otro cometarros mediático. Aquello que se ha dado en llamar "Semanas", "Jornadas", "Congresos"... no es más que un engaño procedente de cada uno de los círculos que intentan reproducir las relaciones de dependencia feudal que existen en la Universidad.
Nada. Una tomadura de pelo.