Imagen tomada de El Imparcial
No
quiero vivir en un rebaño jerarquizado, ni siquiera en un rebaño.
No
quiero la omnipotencia de la Verdad Absoluta.
No
quiero la Ley única e insuperable.
No
quiero la Democracia Representativa.
No
quiero la paz de los cementerios.
No
quiero los uniformes ni las uniformidades.
No
quiero pensar como piensan los poderosos.
No
quiero ser Botín ni parte de él.
No
quiero el pensamiento positivo.
No
quiero dejar de hacer ruido a una hora determinada.
No
quiero dormir cuando ellos me ordenen.
No
quiero fichar ni a la entrada ni a la salida del curro.
No
quiero currar.
No
quiero ser mercancía.
No
quiero el arte encerrado en los museos, en el espectáculo.
No
quiero un quince eme.
Quiero…
¡Ay lo que quiero!
Quiero
vivir en un mundo sin jerarquías.
Quiero
buscar verdades, verdades, muchas verdades.
Quiero
que no existan leyes.
Quiero
una democracia directa y participativa.
Quiero
la guerra.
Quiero
los harapos multicolores.
Quiero
que desaparezcan los Botines.
Quiero
la escuela participativa, asamblearia y solidaria.
Quiero
que la gente vista como le de la gana.
Quiero
pensar negativamente, es decir, politeístamente.
Quiero
que el ruido me acune y me duerma.
Quiero
dormir cuando tenga sueño.
Quiero
ser yo, no lo que otros decidan que sea.
Quiero
el arte de la calle, quiero la poesía de la calle.
Quiero
que todos los días sean quince eme.
Quiero
decir a los manifestantes positivos y gilipollas:
¡No
quiero ser estudiante, quiero ser delincuente!
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