El movimiento 15 M está muerto. Y muy muerto. Cuando oigo a políticos profesionales decir que "es un movimiento muy empático que hay que escuchar; comparto la mayoría de sus ideas" (Pedro Zerolo del PSOE), a ecologistas que no cuestionan el capitalismo, único depredardor existente, decir que "se ha creado un polo de ciudadanos activos del que ya no se podrá prescindir aunque se quisiera" (Juantxo López de Uralde), a otros políticos profesionales con estar perlas: "es un fenómeno de enorme importancia que trastocará la foto fija de los últimos 20 años" (Ramón Luque de IU), a gente que se está dejando querer como lider aunque ellos digan que no, con estos pensamientos tan institucionalizados, "a algunas propuestas les falta rigor y es lógico; ahora necesitamos la ayuda de los expertos" (Natalia Muñoz-Casayús de Democracia Real Ya) o a intelectuales orgánicos de la "talla" de Jaime Pastor (por mucho que su Alternativa Anticapitalista quiera medrar, pues ni es alternativa ni mucho menos anticapitalista) pensar argumentos tan profundos como que el movimiento 15M "obligará a renovar a todas las izquierdas incluídos los sindicatos"... Cuando oigo, leo esto, se que el movimiento 15 M está muerto, el sistema lo ha asumido, lo ha asorbido.
Hoy, además, como ya estaba previsto, la asamblea horizontal, popular, soberana... decidirá disolverse al grito de "No nos han echado, nos emos ido". Y si no es hoy será el martes.
¡Ilusos!
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